Cada vez que Ana (65) escucha un ruido inusual o ladrar a varios perros al mismo tiempo, piensa que es una alerta de que algo malo puede ocurrir. Es una secuela que le ha quedado de lo que vivió el 28 de agosto de 2020. Ese día, a las 8.30 de la mañana, estaba junto a Ricardo (70), su marido que padece Párkinson, recién levantada y en pijama, cuando cinco encapuchados vestidos con ropas oscuras y de camuflaje entraron a su casa en la ribera del lago Lanalhue, en Contulmo, provincia de Arauco de la región del Biobío. Les apuntaron con armas largas en sus cabezas, los obligaron a salir y luego incendiaron su casa frente a ellos.